En Diciembre de 2018, cuando Bastian estaba a punto de cumplir 3 meses, llegó su primera Bronquiolitis. Mascarillas, inhaladores, lavados nasales, humidificador… Y aun así no conseguíamos que saliesen los mocos y consiguiese respirar mejor y dormir bien.
Comentando el tema en un Stories de Instagram (¡Qué útiles pueden ser a veces las redes!) muchas mamis me hablaron de los nebulizadores y de lo bien que les habían funcionado. Manos a la obra me puse a investigar sobre ellos pero no fue nada fácil… no había mucha información y en el pediatra y farmacias de aquí no habían oído hablar de ello.
Tras casi un año utilizándolo en el que nos ha ayudado muchísimo, hoy os voy a hablar un poco sobre su utilidad y como lo usamos con Bastian.
¿Qué es un nebulizador?
El nebulizador es un aparato que convierte el suero o la medicación en un aerosol para que pueda ser inhalado por el paciente. Se recomienda para tratar problemas respiratorios y el uso con medicamentos debe estar siempre prescrito por un médico.
El suero o medicación se va aspirando poco a poco y va directo a las vías respiratorias, por lo que tiene menos efectos secundarios que la administración por otras vías.
Es más lento que el inhalador, porque debes estar unos 10 minutos con la mascarilla puesta, pero es útil cuando se tiene dificultades para inhalar.
¿Cómo ayuda el uso del nebulizador con suero?
El uso del nebulizador con suero ayuda a humedecer las vías respiratorias ablandando y haciendo más fluida la mucosidad para que sea más fácil eliminarla. Si lo combinamos con lavados nasales conseguiremos aliviar la congestión.
Funciona de forma similar al humidificador, pero al aplicarse directamente sobre las vías respiratorias el efecto es más rápido. Al ayudar a eliminar el moco e hidratar la zona es útil para muchas »itis» (bronquiolitis, otitis, faringitis…).
El uso del nebulizador junto con el humidificador y los lavados nasales correctamente realizados ayudan a evitar que los mocos comiencen a acumularse provocando o empeorando las anteriores afecciones.
¡Adiós mocos!
Para nosotros el nebulizador ha sido esencial para eliminar los mocos, pero hay otros mecanismos que pueden ayudar:
- Lavados nasales: Los lavados nasales son básicos cuando nuestros peques tienen mucha congestión pero ¡Ojo! es importante hacerlos bien. Infórmate correctamente sobre como hacerlos y evita usar el sacamocos o la pera, se ha comprobado que su uso puede provocar otitis.
- Fisioterapia respiratoria: Hay fisioterapeutas especializados en pediatría que mediante unas técnicas específicas ayudan a la movilización y secreción de la mucosidad. Se puede hacer desde el nacimiento y es un recurso muy útil
- Humidificador: Podemos utilizar un humidificador para mantener la humedad correcta en casa (en torno al 60%) pero es importante no pasarnos y que no suba de ese nivel para evitar la proliferación de bacterias y hongos. Si lo colocamos debe ser 30 minutos antes de ir a dormir y después lo apagaremos (no pasaremos la noche con él encendido).
Además, recuerda que tu pediatra es el que debe supervisar siempre la utilización de cualquier medicación o tratamiento y hacer un seguimiento de tu peque para controlar que todo va bien.
¿Has utilizado un nebulizador alguna vez? Te animo a que nos cuentes tu experiencia en los comentarios.